A los 16 años, empezada la Guerra Civil, Maruja Borrell se unió a las JSU en el local de la calle Menéndez Pelayo, en Madrid. Sus principales actividades eran apoyar a los militantes republicanos repartiendo propaganda durante las manifestaciones, confeccionando uniformes para los milicianos que luchaban en el frente, y apoyando a las familias de los presos políticos del Ejército franquista.
Maruja recuerda el año que estuvo presa como si fuera ayer. El 11 de agosto de 1939 la fueron a buscar a su casa un par de falangistas que mostraron una placa y se la llevaron. "Me subieron a un tranvía y enseñaron la placa para no pagar el pasaje, unas mujeres que estaban allí decían 'pero si es una niña". A ella y a otras compañeras las había delatado un compañero de las JSU que había sido detenido unos días antes.

Maruja salió 384 días después de haber ingresado en prisión. El motivo de su liberación fue la gestión que hizo su padre con un amigo falangista que cambió su expediente y así pudo salir en libertad bajo palabra. "Me quitó lo de conspiración y que iba detenida con otras compañeras, y me dejó en otro expediente en donde sólo estaba mi nombre y tenía como único delito el pertenecer a las JSU". Sus compañeras no corrieron la misma suerte, algunas murieron fusiladas, otras pasaron hasta 18 años en prisión. Maruja nunca fue juzgada, se benefició de un decreto de indulto que otorgó el general Francisco Franco cuando llevaba dos años y medio yendo a firmar cada 15 días a la comisaría de Policía.
La rosa perdida. José David Estrada El País 26-08-03)
La rosa perdida. José David Estrada El País 26-08-03)
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